Mientras repasaba el plan de operaciones para hoy, Capri Cavalli recibió la visita de uno de los doctores. El tipo era nuevo en el hospital, un japonés del que decían que tenía un don para la cirujía. Aunque lo que hoy quería usar no era su bisturí, sino más bien su polla y se lo hizo saber a la buena de Capri. Ella se quedó asombrada al ver su rabo y como no, salió su lado de zorra en el quirófano y terminó gozando de una follada muy bestia que dejó su coño bien mojado.